Dos empresas mendocinas, Pasrai y Cuyo Aromas, estarán ofreciendo en Caminos y Sabores una gran cantidad de productos que prometen ser la delicia de los paladares que acudan a la feria del 6 al 9 de julio en Buenos Aires.
Si hay un camino que concentra el gusto argentino ése es el de los aceites y las especias. De entre los diez recorridos temáticos que propone Caminos y Sabores, del 6 al 9 de julio en Buenos Aires, entre aderezos y condimentos se avizora una explosión de sabor por lo nuestro.
La 13° edición de la feria de alimentos regionales, turismo y artesanías que cada año reúne a todo el país alrededor de la originalidad y la calidad de los productos argentinos con identidad territorial, se viene con todo. Así lo manifiesta Norberto Muravnik, propietario de Pasrai, una empresa radicada en la localidad mendocina de Maipú con destacada trayectoria en el mercado fruti-olivícola que el año pasado se llevó el primer premio al aceite de oliva extra virgen del Concurso Experiencias del Sabor con su marca “Quinta generación”.
“Es nuestra vedette y lo fabricamos en una edición limitada sin filtrar. Nuestros clientes esperan ansiosos esta época del año para comprarlo. Su particularidad es que tiene más gusto a aceituna, porque al estar sin filtrar las partículas del fruto quedan en suspensión”, comenta Muravnik, que además produce pasas de uva, tomates y ajíes deshidratados, aceites de oliva saborizados con ajo, naranja, orégano, albaca, romero y limón.
Pero las fronteras de este productor olivícola van más allá del aceite. Pasrai también ofrece su Línea SPA, que incluye cremas corporales, jabones sólidos y geles exfoliantes, entre otros. “Siempre le digo a los turistas que, si viviese, Cleopatra vendría a comprar nuestro aceite corporal porque es espectacular”, dice con orgullo Muravnik.
Desde la provincia de Mendoza también arriba a Caminos y Sabores la firma Cuyo Aromas, con sus frutas secas y especias bajo la marca Aromas Gourmet, aceites, aceto y vinagres Castiglione Vecchio y vinos Palacio San Jacinto. “Un buen aceite de oliva inicialmente tiene que ser auténtico, es decir, extra virgen. Eso implica una baja acidez. Después está el gusto de cada persona, algunos prefieren aceites con mayor picor, otros más suaves. En nuestro caso trabajamos los blends de aceitunas porque consideramos que tenemos más riqueza de aromas y sabores”, dice Sergio Patta, presidente de la firma.
Para la nueva edición de la feria, Cuyo Aromas ya prepara todas las presentaciones de especias, semillas, condimentos, aromáticas y mezclas, al igual que frutas secas, aceite de oliva, pepitas de uva y aceto balsámico. Patta no olvida que en la edición anterior se le agotaron varios productos antes de que termine la feria. “Nuestro orégano San Carlos es muy demandado y nunca nos alcanza lo que llevamos porque lo ofrecemos a un muy buen precio en presentaciones familiares de 200 y 500 gramos. Después siguen las especias clásicas: ají molido, pimentón ahumado, provenzal y en los últimos tiempos se incrementó mucho la demanda de semillas: girasol, chía, lino y sésamo”, enumera.
En Caminos y Sabores, Cuyo Aromas también dará cátedra. La empresa no sólo ofrecerá una degustación de tomates deshidratados sino también explicará cómo elaborarlos. “Los visitantes aprenderán a hacer una preparación muy sencilla, saludable y rica”, promete Patta.
Historias basadas en el amor por la calidad
Cuyoaromas S.A. nació en 2008 con la idea de sumarle valor agregado a las producciones primarias (orégano, nueces, romero, tomillo). La empresa comenzó con una lista de 20 productos y hoy trabaja unos 250, con más de 800 presentaciones distintas. Tiene presencia en 20 provincias y abastece el canal horeca, supermercados, delicatesen y cuenta con una línea de snack saludable.
Es el cuarto año que la empresa participa en Caminos y Sabores y lo hace porque es su oportunidad de llegar en forma directa a los consumidores y comunicarse con ellos: recibir críticas, consejos, necesidades y también halagos. “Tenemos muchos clientes que buscan nuestro stand año tras año. Ser una PyMe no es fácil, todo cuesta mucho más y las posibilidades no abundan. Por eso debemos competir con servicio y calidad para mantenernos en el tiempo”, afirma Patta.
Pasrai es una empresa familiar que entre su planta deshidratadora y olivícola suma a 25 empleados. “Nació en 1920 cuando mi abuelo llegó desde Ucrania luego de la primera guerra mundial. En Mendoza conoció a italianos y españoles que le enseñaron el oficio. La firma tuvo mi apellido hasta 1995, que me asocié a Horacio Illardo para crecer en tecnología y exportación. Le pusimos Pasrai que es la unión de las tres primeras letras de pasa de uva en español y en inglés, porque allá se escribe raisin”, detalla Muravnik con simpleza.
Su marca “Quinta generación” surgió en honor al abuelo y con la idea de que sus descendientes continúen con el emprendimiento familiar. “En ese momento todavía no había nacido ninguno, pero le puse ese nombre pensando en que mis nietos también se dedicarían a esto. Ahora ya tengo uno de 8 años que desde los 4 viene a visitar la planta. Ya le enseñamos a etiquetar y reponer la estantería. Él dice que cuando sea grande no va a necesitar estudiar porque va a vender aceite conmigo. Eso me recuerda que cuando yo tenía 10 años andaba entre los galpones y empaques de la finca de mi abuelo”, relata el empresario.
Para Muravnik la calidad de sus productos también radica en mantener intacta esa calidez familiar. “Para obtener un aceite Premium hay que poner el mismo amor que nuestras madres y esposas cuando hacen la comida preferida para sus seres queridos. Es decir, con la mejor materia prima, utensilios e higiene. Esa es la clave acá y en cualquier parte del mundo”, concluye.
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