Cerca de un centenar de productores, artesanos y cooperativas misioneras presentaron sus productos en la feria que celebra su décima edición.

Los secretos de la cocina misionera se lucieron en la décima edición de la Feria Caminos y Sabores, donde se develó entre otros secretos culinarios cómo se hacen los mejores dulces de mamón, cómo se aprovecha mejor yerba para el matecito de la mañana, cómo se puede hacer una torta de mburucuyá en menos de una hora y cómo preparar el almidón de mandioca para que el chipa salga rico.

Detrás de todo buen plato no sólo hay buenos ingredientes sino también una cultura culinaria con secretos que se van transmitiendo de padres a hijos y que ubican a Misiones en un lugar privilegiado, porque allí se mezclan los cultivos autóctonos como la yerba o la mandioca con las tradiciones de los pueblos fronterizos como Brasil y Paraguay, a lo que también se suman las recetas de la inmigración que se asentó en la zona.

Los sabores de las comidas típicas y la sabiduría de sus cocineros le dan un valor agregado a cada uno de los productos misioneros que se expusieron en esta feria porteña, donde se lucieron con dulces de mandarina, salsas de mango, mermelada de guayaba, galletitas de mandioca, licor de yerba mate, caramelos de madera, miel casera y todo tipo de delicias para el paladar.

“Para nosotros es una oportunidad única, porque no es fácil llegar a Buenos Aires, y por eso tratamos de aprovechar esta muestra que nos permite hacer conocer nuestro trabajo directamente antes los consumidores, que es la mejor publicidad que podemos tener” explicó Juan Pintos, un productor de hierbas aromáticas de Santa Ana. A su lado, María Bernal y su hija Marina ofrecieron souvenirs para armar con frascos de mermelada de maracuyá, mango, mandarina, zapallo, níspero, tomate y naranja, que trajeron desde Garupá. También Osvaldo Ramírez vendió sus paquetes de chipa envasada que trajo desde Posadas, y Luis Sosa, los huevos de codorniz y los ajos al escabeche que produce en Cerro Corá.

“Vale la pena venir a esta feria, porque acá en cuatro días solemos ganar los que en Posadas a veces nos cuesta todo un mes”, explicó Nilda Aguilera, de la chacra 141 de Posadas, que junto a su marido se dedica desde hace cinco años a hacer platos, fuentes y ensaladeras de madera.