La feria que une aromas, sabores, colores y texturas de cada rincón del país prepara su octava edición. Del 6 al 9 de julio, en Buenos Aires, se abre una nueva oportunidad de encontrarse en persona con quienes producen.

Se acercan cuatro días muy especiales para aquellos que quieran conocer y disfrutar lo mejor de nuestra tierra. La muestra organizada por Ferias y Exposiciones Argentinas S.A. brindará este año, del 6 al 9 de julio, una nueva oportunidad para degustar y apreciar los más diversos productos de todas las regiones del país, en un encuentro cara a cara con sus productores. Será además una excelente ocasión para impulsar las economías regionales y familiares, mostrando toda la rica variedad de alimentos, bebidas y artesanías que dan identidad a cada pueblo de nuestro país. Aquellos emprendedores interesados en alcanzar un público masivo para sus productos, ya tienen la posibilidad de reservar su stand.

El año pasado, Caminos y Sabores tuvo récord de concurrencia. Más de 90 mil visitantes durante cinco días recorrieron los 390 stands con que contó la feria, degustaron las delicias regionales y conocieron a los 400 expositores, siempre dispuestos a contar cómo elaboraron ese quesito saborizado con hierbas frescas, o aquél otro dulce de leche artesanal. Pero eso no fue todo: hubo espectáculos musicales de rock nacional y malambo, con bailarines, zapateos y boleadoras incluidos. Además, varios cocineros se dieron cita con el público, elaborando, en vivo, delicias de su terruño, como un ojo de bife con papines andinos o Yuspichi, una comida típica de las zonas montañosas de Jujuy.

Las salas estuvieron llenas también para los Talleres de Elaboración de Alimentos Regionales, que convocaron a aquellos visitantes deseosos de trocar su lugar con el de los productores por un ratito, participando en la elaboración de una mermelada, o de un salamín. Porque la propuesta de Caminos y Sabores es que la cocina sea un laboratorio en el que los visitantes puedan experimentar y sentir con todos sus sentidos lo que siente aquél productor que hace del trabajo con los productos de su tierra. También hubo debates y conferencias sobre sustentabilidad, tendencias gastronómicas porteñas y formas de combatir la desnutrición, entre otros tópicos.

Feria con valor agregado

Caminos y Sabores es una excelente plataforma para que los productos encuentren a su público. Félix es un emprendedor de General Las Heras, provincia de Buenos Aires, y la miel y el dulce de leche orgánicos producidos por Las Quinas, su empresa, son degustados en Japón, Europa y Estados Unidos. Estuvo presente en la edición de Caminos y Sabores de 2011, y describe su experiencia: “Por las características de nuestros productos, destinados más que nada al mercado externo siempre estuvimos en ferias internacionales. Esta fue nuestra primera experiencia en una feria local, y la verdad que fue buena. La idea era vender, mostrar la marca y tener contacto con distribuidores del interior y eso se logró, la feria no tiene nada que envidiarle a las de afuera”.

También Graciela, productora de hortalizas, hierbas aromáticas y medicinales, flores ornamentales y comestibles, frutas y dulces con certificación orgánica, se le animó al público local, y estuvo allí con Dulces del Jardín, su emprendimiento nacido en el año 2002 en la zona rural de Funes, Santa Fe. “Caminos y Sabores es una feria a nivel nacional y convoca a mucha gente. Nos interesa por la difusión del producto, por poder encontrar gente que todavía no nos conoce y que puede ser ese público sustentable a través del tiempo que lo va a seguir consumiendo”, comenta. “Si vos no podés mostrar tus productos a un público que va más allá de los límites de tu territorio o de la región donde estás, se complica. En Caminos y Sabores tenés la posibilidad de tomar contacto con gente de todos lados y a la corta o a la larga, eso germina”, agrega.

“La producción orgánica está en crecimiento. Hace muchos años que estoy en esto, y antes éramos pocos y ahora nos llaman de los supermercados para que les vendamos. La demanda cada vez es mayor, porque hay otro tipo de conciencia”, opina María Fernanda, de Alimentos Naturales, una distribuidora de productos orgánicos de Villa Adelina, Buenos Aires, que estuvo presente el año pasado en la feria.

Con ella coincide Mariana, de Doña Cuchara, una empresa productora de quesos orgánicos de Tandil, Buenos Aires, con mucha experiencia en el sector: “Hace 20 años cuando nosotros decíamos que estábamos haciendo un producto ecológico u orgánico la gente nos miraba como cosa rara, no entendían o pensaban que era una dietética. Hoy en día leen la palabra ¨orgánico¨ y se acercan, es un gran crecimiento. Y hay que seguir apostando al mercado interno”.