La elaboración casera es una tendencia creciente en la industria cervecera. Por segundo año consecutivo, el concurso “Experiencias del Sabor” que premia a lo mejor de las producciones artesanales en la feria Caminos y Sabores, volverá a elegir a la mejor cerveza.

Durante los últimos años, el mercado de la cerveza artesanal viene ganándole terreno a la industrial. Fuentes del sector estiman que el crecimiento es del 30% anual y ya ostenta entre el 1,5% y 2% de la industria cervecera, cuando hace unos años era de apenas el 0,4%.

Del 6 al 9 de julio y de 12 a 21 horas, en La Rural, Exponenciar S.A. pone en marcha la 13° edición de Caminos y Sabores, la feria de alimentos regionales, turismo y artesanías que cada año reúne a todo el país alrededor del gusto por lo argentino. Allí la cerveza también será protagonista. El tradicional concurso Experiencias del Sabor que organiza la exposición volverá a elegir a la mejor cerveza artesanal del país. De la mano de un prestigioso jurado integrado por el equipo de Cata a Ciegas de la consultora STG y el Centro de Cata de Cerveza, el concurso elegirá también a los mejores quesos, dulce de leche familiar, aceite de oliva extra virgen y yerba mate con palo sin saborizar.

Diego Collini es ingeniero químico, socio fundador del Centro de Cata de Cerveza Artesanal y jurado del Concurso Experiencias del Sabor junto a Martín Boan. “Las cervezas artesanales empezaron a desarrollarse en Argentina hace 10 o 12 años. Es una tendencia que empezó en EEUU en la década del ‘80 y terminó de explotar en los ‘90. De hecho ya alcanza un 15% del mercado norteamericano y planean llegar al 20% en 2020. Este proceso se ha expandido en toda América. Porque a diferencia de Europa, donde ya había un mercado atomizado con diferentes sabores, acá había pocas cervecerías con un único estilo, que es el más suave. Solo cambiaba la marca, pero no el sabor. Las cerveceras artesanales llegaron para romper esa hegemonía de estilo y lograr diversidad”, dice el experto que desde el Centro de Cata trabaja para desarrollar y mejorar la actividad.

“Que la cerveza artesanal tenga un espacio en Caminos y Sabores es muy importante. Allí los participantes de diferentes zonas del país pueden tener una devolución imparcial y así mejorar la calidad. El año pasado se presentaron varios participantes y hubo muestras de todo tipo. De esa forma se promueve la mejora en la calidad, un desafío muy importante para desarrollar el mercado a futuro”, relata Collini.

Para el especialista, Caminos y Sabores es una buena oportunidad para que los productores del interior puedan mostrar su trabajo y tengan las mismas oportunidades. El año pasado, el premio Experiencias del Sabor en el rubro cerveza artesanal coronó a Die Eisenbrücke, una pequeña firma con una década de experiencia en la elaboración de este producto desde Gobernador Mansilla, en la provincia de Entre Ríos.

Collini tiene 20 años de experiencia en el tema y es jurado del campeonato mundial de cerveza. Su paladar está muy entrenado y eso lo lleva también a evaluar algunos aspectos técnicos más allá del sabor. “Hay cervezas ácidas o dulces, de muchas formas distintas. Pero lo que busco más allá del gusto, que sería una cuestión más personal, es si tiene calidad técnica, buen balance y tomabilidad. Por ejemplo, hay un compuesto que se llama alcoholes superiores, que tiene más moléculas de carbono que el etanol. A ese componente lo percibo a través de un aroma particular, como si fuera un olor a solvente o acetona. Cuando los alcoholes superiores están presentes a un nivel detectable, quiere decir que la cerveza no estuvo bien fermentada y eso luego se traduce en fuertes dolores de cabeza o resaca”, afirma.

El experto comenta que la mayoría de los interesados en sumarse al mundo de la cerveza artesanal son jóvenes de entre 20 y 30 años. “En los cursos que damos en el Centro de Cata se anotan entre 300 y 500 alumnos por año. Hay también gente más grande, pero no son la mayoría. Los cursos tienen una duración aproximada de 4 meses con materiales, libros y prácticas en las plantas”.

Collini considera que el crecimiento de la oferta artesanal no se detendrá y el mercado se abrirá aún más en los próximos años, como sucedió con la actividad vitivinícola. “La cerveza está haciendo el mismo camino que el vino, donde hace 30 años no existía la amplia oferta que hay ahora. Calculo que en 20 años se podría lograr lo mismo con la cerveza. Incluso de una forma más federal, donde haya pequeñas cervecerías en diferentes puntos del país. Porque para hacer vino hay que estar cerca de la producción de uva. En cambio la malta se puede guardar durante mucho tiempo y trasladarla. Por eso la posibilidad de apertura es enorme”, dice.

Alertadas de este fenómeno, el especialista afirma que las grandes marcas buscan competir con opciones más artesanales. “En algunos casos, parte de la producción la hacen en la misma planta que la industrial. Si te fijás en detalle, el envase de determinadas marcas suele decirte que está diseñada en el sur pero elaborada acá. A veces se está al borde de la publicidad engañosa para competir con las artesanales”, opina.

“El mundo de las cervezas es tan amplio que siempre vas a encontrar una para vos. No tiene que haber una cerveza para todo el mundo. Ese es el error de los industriales. Hacen la misma cerveza y quieren que le guste a todos”, finaliza Collini.

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