Más de 180 empresas ligadas al “oro verde” apostaron a trabajar en conjunto para crecer, y con el nacimiento de la Ruta de la Yerba Mate convirtieron la infusión en un emblema del litoral y de la Argentina ante el mundo.

Si bien actualmente nos encontramos en un contexto de indefiniciones en torno al precio de la yerba mate -como producto de que el Gobierno autorizó una suba del 89% de la hoja verde y del 109% para la yerba canchada que se paga a los productores-, existe un vasto grupo de instituciones ligadas al sector que decidieron dejar de lado las diferencias y trabajar en conjunto para desarrollar una marca país que permita identificar a los argentinos en todo el mundo.

Esas instituciones decidieron agruparse en la Asociación Ruta de la Yerba Mate, un circuito turístico y gastronómico que recrea los antiguos caminos de las colonias jesuíticas y les permite, hoy, seguir apostando al crecimiento solidario. Estos senderos nacieron cinco siglos atrás, cuando los pueblos originarios del litoral les transmitieron a los colonos que la yerba mate podía ser consumida en infusiones. Y los españoles, que una vez que la probaron no pudieron dejar de tomarla, desarrollaron vías de comunicación entre las quince misiones que estaban desperdigadas por las actuales provincias de Corrientes y Misiones.

Hoy, dichos caminos articulan a más de 180 emprendimientos y 18 mil productores y empresarios de la Mesopotamia, en una ruta alimentaria única en el mundo que incluye pequeñas y grandes plantaciones yerbateras; agroindustrias en las que se puede conocer el proceso hasta el producto final; restaurants, bares, panaderías y confiterías que ofrecen una gastronomía completa basada en la yerba o alojamientos –desde hoteles tradicionales hasta estancias o eco-lodges-.

Pero una de las particularidades de esta asociación es que lograron darle tal impulso a la yerba que muchos otros sectores se integraron. Por ejemplo, existen clínicas y centros de belleza con jabones, champúes, cremas tonificantes, lociones o perfumes en base al “oro verde”; empresas de transporte terrestre y aéreo, y empresas de viajes y turismo que organizan las visitas; deportistas de alta elite que cuando compiten llevan este emblema de la mesopotamia en el pecho; y galerías de arte y otros negocios temáticos en los que la esencia de la cultura verde se hace sentir.

Sabor compartido

Actualmente, este itinerario turístico que se apoya en la yerba y que comienza en el norte correntino y culmina en la frontera del norte misionero, se transformó en un complemento a la clásica visita a las Cataratas. El presidente de la Asociación Ruta de la Yerba Mate, Alejandro Gruber, sostuvo que la Ruta “es la articulación del turismo, de la cultura, la historia, la producción y la industria, a través de la yerba mate como símbolo de la amistad, y como lo único que nos puede aunar a todos los sectores”.

Los circuitos turísticos actuales permiten conocer a la yerba desde sus múltiples puntos de vista: “Por ejemplo, cerca de la misión jesuítico-guaraní de San Ignacio hay cooperativas de productores, y luego se puede visitar un establecimiento tradicional de yerba orgánica donde se puede conocer el antiguo proceso de secanza. En el camino, por supuesto, también se pueden encontrar con otros productos de la región, como los pickles, choclitos y mermeladas que complementan esta visita gastronómica y cultural, sentarse en un restaurant de la ruta a comer un pescado típico de río como surubí o pacú con salsa de yerba mate o conocer artistas que en sus obras trabajan sobre el cosechero rural”, explicó.

Un objetivo común

Uno de los desafíos más importantes en un emprendimiento colectivo consiste en dejar de lado las pretensiones individuales y abrir paso al bien común. ¿Cómo lo alcanzaron en este caso? Alejandro consideró que uno de los pilares consistió en “sintetizar el espíritu del producto”. “Creo que la gente que conforma la ruta entendió que tenemos un producto muy rico que nos representa e integra. Además, logramos trabajar en forma equilibrada, alcanzando resultados para cada uno de los sectores”, dijo.

Según el presidente de la entidad, esto permitió adquirir confianza de los integrantes, algo que se fortaleció cuando la entidad expuso logros como la fuerte presencia internacional a costo cero, ya que son una entidad sin fines de lucro. “A tal punto es fuerte el colectivo, que lanzamos un producto clave: los primeros blends [mezclas] de yerba mate. Esto significa que se comercializan juntas tres yerbas de establecimientos distintos –una masiva, una medianamente conocida, y un pequeño productor- más un envase para que el usuario las agrupe. Es decir que las yerbateras grandes aceptaron estar en un pack junto a menos conocidas. ¿Sorprendente? No, ése es el espíritu de la yerba mate: reunir e integrarse”, concluyó.

La yerba en todos lados

A partir del trabajo colectivo, la creatividad comenzó a dar sus frutos, y hoy la yerba está disponible en sus múltiples formas y facetas. En las heladerías misioneras, por ejemplo, el helado de yerba mate es líder junto con el chocolate con almendras. Además, hay tragos con y sin alcohol, postres como triflé, mousse o crème brûlée a base de yerba mate, y licores, caramelos, bombones, alfajores, budines y scones.

Para contactarse con esta Ruta: www.rutadelayerbamate.org.ar/

Epígrafe
En la Ruta se articulan más de 180 emprendimientos y 18 mil productores y empresarios de la Mesopotamia.

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