Ariel y Sebastián Ramos aprendieron en una escuela agrícola los secretos de los dulces norteños. Y en tiempos de crisis hallaron las oportunidades que hoy convierte a La Tía Yola en un ícono del sector, de Salta para todo el país.

Dicen que “el destino juega con cartas sin marcar”. Quizás marcados por la suerte, cuando sus padres se quedaron circunstancialmente sin trabajo, Ariel y Sebastián Ramos resolvieron convertir en bienes concretos a los secretos sobre dulces norteños que habían aprendido en una escuela agrícola. Y a los conocimientos escolares los combinaron con las recetas que, de generación en generación, fueron enriqueciendo la cocina familiar.

Con la indispensable colaboración del entorno más cercano, empezaron a elaborar dulces que su madre comercializaba en oficinas públicas. No fue un camino sencillo, pero la probada calidad generó una clientela cada vez más ávida de saborear sus dulces y mermeladas.

En un momento fue oportuno diversificar la producción. Por ese motivo, impulsados por una línea crediticia provincial para microemprendimientos, decidieron expandirse. Mientras tanto, la casa de la tía Yola albergó la producción y los sueños que rápidamente comenzaron a materializarse. Y en los últimos tiempos le sumaron una amplia gama de tortas y tartas, siempre respetando el gusto tradicional salteño.

Así, Tía Yola supo dar en la tecla al punto de convertirse en referente en su región. Y también se ganó un lugar en Caminos y Sabores, donde participará del sábado 6 al martes 9 de julio, en el Camino de los Dulces.

“La idea principal es que nuestros productos provoquen las más ricas sensaciones desde los ojos al paladar de quienes los prueban”, explican. Y prometen que los visitantes de Caminos y Sabores podrán degustar los más típicos y representativos dulces de cayote, mermeladas de naranja e higo, uvas al ron, borrachitos de naranja, batatitas, zapallitos e higos en almíbar y su variedad de alfajores artesanales.
Con la premisa de “no resignar bajo ningún concepto la calidad” y conservando de manera “muy celosa las recetas”, en La Tía Yola trabajan con materia prima seleccionada, apelando a los criterios tradicionales para la elaboración de conservas, sin el empleo de productos químicos, conservantes ni colorantes artificiales.

Con ese espíritu y apostando a ganarse un lugar en el gusto no sólo de los salteños sino del ámbito metropolitano, Ramos no esconde sus sueños de poder desembarcar en el corto plazo en Capital Federal. “Por eso Caminos y Sabores es una excelente carta de presentación”, asegura. Apoyados por el gobierno se su Provincia, su presencia está confirmada una vez más. “Y no será la última”, confía Ariel Ramos.
Mientras tanto, La Tía Yola ofrece en su moderno local del centro salteño el tradicional dulce de cayote, más mermeladas untables (frutilla, durazno, manzana, naranja, ciruela, tomate, higo), dulces especiales (uvas al ron, borrachitos de naranja, naranjas y manzanas al whisky) y mermeladas combinadas (mandarina-kiwi, naranja-tomate, naranja-frutilla).

También chutneys de mango, ciruela, cebolla, berenjena y manzana, frutas en almíbar (batatitas, zapallitos, cayote, cuaresmillo, higos y quinotos), ajíes en vinagre, miel de caña, alfajores artesanales (chocolate blanco, negro, de quinoa, triples de dulce de leche y membrillo), masas regionales (colaciones, gaznates y turrón salteño) y bombones (nueces confitadas y bombones de cayote e higo).